PROPUESTA DE LA GÓNDOLA DE VENECIA DE JES Y NIHA

Cómo nos conocimos: Nos conocimos en uno de los lugares más improbables, pero creo que ahora se está volviendo más común ... ¡Twitter! Lo más extraño fue que no teníamos seguidores mutuos y, sin embargo, Jes todavía logró encontrarme. Ella no lo cree, pero sigo diciendo que es el destino porque estamos hechos el uno para el otro ... de la música que escuchamos, al hecho de que ambos amamos el baloncesto (lo cual es bastante raro en Inglaterra). Hablamos todos los días durante 6 meses por teléfono y Skype antes de reunirnos en persona. Ya sabía antes de que nos viéramos cara a cara que quería casarme con ella, e incluso le dije, ¡pero ella no me creyó! Quería ir a París para el Año Nuevo con ella (aún es antes de que nos conociéramos), y ella me dijo que solo iría con su esposo. Le dije que iba a ser yo así que deberíamos ir, pero ella no le prestó atención. ¡Poco sabía ella que casi 3-1 / 2 años más tarde estaríamos comprometidos!

cómo me preguntaron: tuve la idea de proponerme en una góndola en los canales de Venecia desde que tenía 18 años, pero aún no había encontrado a la mujer adecuada para hacerlo.Avancé un par de años y conocí a la mujer de mis sueños! TODO parecía encajar con nosotros: cada cosa me demostraba que esto era lo que debía ser y que ella es mi alma gemela. Le compré a Jes un vestido nuevo y una botella especial de champán para llevar con nosotros para celebrar después. Solo me puse nerviosa cuando entré en la góndola, y realmente no podía concentrarme adecuadamente en disfrutar de la primera mitad del paseo en góndola.¡Tanto que extrañé por completo la señal de nuestra fotógrafa, Serena, para hacerme saber que era hora! Ella solo asintió y me miró fijamente a los ojos para decirme que ahora es el momento. Miré a Jes en sus ojos y comencé a contarle que los tres años que hemos estado juntos han sido los mejores tres años de mi vida y que no podía imaginarme estar con nadie más. Tuve un discurso completo escrito (que, por supuesto, lo olvidé), y le dije que no podía esperar a pasar el resto de mi vida con ella y que tenía una pregunta que hacerle. Metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta para sacar el anillo. Cuando mi mano se metió dentro de mi blazer, ¡fue cuando se dio cuenta de lo que iba a pasar!. Me puse de rodillas en la góndola, abrí la caja y le pregunté si se casaría conmigo. A estas alturas ya había empezado a llorar y ni siquiera había mirado el anillo todavía. Tuve que preguntarle si las lágrimas significaban que era un 'sí' porque todavía no me había contestado.Basta con decir que fue un sí! Puse el anillo en su dedo (¡que encajaba!) Y me senté de nuevo junto a mi nueva novia. No podía dejar de mirar el anillo y yo no podía dejar de mirarla, nunca la había visto tan feliz todo el tiempo que había estado con ella, ¡así que sabía que debía haber hecho algo bien! El resto del paseo en góndola fue sólo un borrón. Recuerdo que otra pareja en una góndola nos felicitó, y lo siguiente que supe fue que nos bajábamos de la góndola para tomar algunas fotos más en tierra firme.